La MUD Y SUS PEROS



Riolama Fernández

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en Venezuela surge como la unión de varios partidos políticos opuestos al régimen del castro-chavismo imperante y como una estrategia de ganarle elecciones al partido de gobierno PSUV. Con el pasar de los años y con el endurecimiento de las líneas gubernamentales hacia una sucesiva pero contundente tendencia a implementar un régimen dictatorial, la MUD se ha convertido en el ente conductor de las líneas de acción de la oposición venezolana.

En los últimos meses el régimen de Nicolás Maduro, ante el inminente descontento de la población venezolana, se endurece cada día más, a la vez que las protestas se hacen más insistentes. Lo último es la propuesta de realizar una Asamblea Nacional Constituyente que terminaría por eliminar de manera definitiva la Asamblea Nacional electa por más de 14 millones de venezolanos y daría al gobierno más tiempo y espacio para continuar en el poder, que en definitiva es lo que pretende como única tabla de salvación para las innumerables deudas pendientes con la justicia internacional, ya sea por narcotráfico, corrupción y vínculos con el terrorismo; además le permitiría implementar de manera definitiva el castro-comunismo en Venezuela con todos los poderes en manos del Estado, la pérdida definitiva de la propiedad privada y la legitimación de la violación de los derechos humanos.

El asunto es que un alto porcentaje de la población, que ya no quiere este gobierno, lucha desesperadamente por salir de él, sin más armas que sus simples y auténticas ganas. La gente lucha en las calles por la libertad y la democracia, los jóvenes luchan por su futuro y el del país, mientras la MUD pareciera permanecer demasiado preocupada en sus legítimas aspiraciones de ganar una presidencia, gobernaciones, alcaldías y demás cargos públicos que solamente podría obtener en democracia, esa democracia por la que está luchando el pueblo en la calle y la MUD también, pero mientras los jóvenes luchan por su propio futuro la MUD lo hace con vistas a lograr la magistratura y eso no está mal, es perfectamente válido, el problema está en que se cree dueña de las protestas y sencillamente no lo es.

Es cierto que las protestas requieren una organización y una direccionalidad  para que no ocurra caos ni anarquía, pero en algunas ocasiones resulta deprimente y a veces repugnante ver como algunos dirigentes con aspiraciones políticas a estas alturas se pelean por ponerse frente a las marchas, incluso líderes que nunca van de pronto se aparecen pretendiendo adueñarse de una protesta que no es de ellos, una protesta que la vienen realizando de manera espontánea los estudiantes porque quieren forjarse un porvenir de progreso, una protesta que la sociedad civil realiza porque ya no aguanta más las carencias. Cada persona en cada marcha tiene sus propias motivaciones, todas completamente válidas y nadie es dueño de esas ganas, de ese ímpetu y de esa fuerza que mueve a cada ser. Los liderazgos y protagonismos personales en estas horas aciagas son tan fuera de lugar que resultan ridículos y patéticos.

Días atrás en una concentración para emprender una de las marchas y mientras esperábamos la llegada de los estudiantes, dos candidatos a la gobernación de Bolívar, que jamás habían participado en ninguna de las protestas, se aparecieron de repente y pretendían liderar y ponerse al frente como si fueran un par de manda más, en eso llegaron los estudiantes con su fuerza, su ímpetu y el espíritu de lucha que solamente posee una juventud guerrera, como una avalancha les pasaron por el frente dejando atrás al par de viejos que aspiraban ir al frente pretendiendo conducir un ímpetu que se conduce solo, que no requiere conductores porque los impulsa las sagradas ganas de un país mejor, una juventud que sabe, sin que nadie se lo diga, que no puede esperar que los políticos luchen por un destino que es de ellos, que la lucha es de ellos por ellos y para ellos, la sagrada motivación de la vida misma, donde ningún aspirante a alcalde ni a gobernador tiene cabida, porque ellos nunca han sentido esa pasión, esos señores jamás han padecido ni padecerán las carencias que sufren estos jóvenes, ni siquiera sospechan las motivaciones que cada uno de ellos pueda tener.

Esos viejos que bien merecen ser respetados, deberían en su sapiencia detenerse, respetar y dar paso a esos muchachos que están echando el resto por el país, para hacerse un futuro que nuestros políticos nunca fueron capaces de darnos, pero no, esos viejos todavía se doblegan y le adulan al régimen para que les reciba un documento, mientras los estudiantes y la sociedad avanza hacia el objetivo,  la gobernación, adonde llega a pesar de las trancadas de calles por parte de los piquetes de la policía y la Guardia Nacional.

Mientras los señores MUD esperan que un funcionario de gobierno les atienda, la gente sigue la marcha con su grito de libertad, ¿de que se creen dueños esos señores? No en vano se llevaron sus buenas y bien ganadas mentadas de madre de parte de la población.

Ya en el objetivo, los estudiantes lanzan discurso tratando de convencer a las fuerzas de seguridad que se pongan de su lado y los señores MUD, por otro, desprendiéndose totalmente de la marcha y del objetivo, suben por el camino abierto especialmente para ellos y luego de ser humillados porque los hicieron esperar bastante, entregan el famoso documento, y los muchachos en el objetivo claman por su libertad y sus derechos sin agua que beber, porque los MUD, que se creen dueños de la marcha, ni agua les llevan.


La MUD es necesaria pero no es la dueña de la protesta.




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