LA APATÍA EN VENEZUELA




Riolama Fernández


Observo con preocupación cómo ante el endurecimiento, cada día más del régimen de Nicolás Maduro, los venezolanos hemos dejado poco a poco de participar en protestas de calle, marchas y demás actividades tendientes a demostrar el descontento de la ciudadanía con la escasez de alimentos, la inflación, la falta de medicinas, el deterioro de todos los servicios públicos como agua, luz, telefonía, internet, vialidad; la cada vez más campante inseguridad, la descarada corrupción de los entes públicos, privados y el surgimiento de todo tipo de usura y aprovechamiento del hambre y la necesidad como los llamados bachaqueros, el cobro desmedido de cualquier bien o servicio, valiéndose de la escasez y la necesidad ajena.

No puedo dejar de apreciar como hasta hace apenas cuatro años los venezolanos parecíamos muy valientes, dispuestos y alzados, al punto que el gobierno de Nicolás Maduro nos tildó de guarimberos, por lo que se puso más recio y severo, apresando líderes políticos, también hay que decirlo, con sus cuántos muertos encima. Pareciera que estos apresamientos han amilanado el ímpetu de los políticos que no quieren ser el próximo preso y optaron por la vía del dialogo, algo negociado, más conciliatorio con el régimen para evitar ser apresados, anteponiendo su propia seguridad a la democracia de la nación y la seguridad de los ciudadanos y el bien común.

Es bien sabido que el dialogo conforma el espíritu de la más alta política, pero con el régimen de Nicolás cualquier tipo de elevación es imposible porque simplemente se trata de un gobierno con gente sin nivel, con métodos no civilizados, que no les importa sino mantenerse en el poder a toda costa, personas a quienes los principios morales, legales, estadales no les importa, lo violan todo, incluso sus propias palabras, se burlan, hacen y deshacen, dicen y desdicen a la conveniencia propia, es un régimen sin valores, delincuencial, pero que tiene muy claro su meta de mantenerse en el poder a toda costa.

Para todos los venezolanos quedó claro que el régimen le dio una patada a los acuerdos del famoso diálogo: no hubo presos políticos liberados, no se abrió el canal humanitario, no hubo ni hay respeto a la autonomía de la Asamblea Nacional ni a la constitución y el tema electoral ni se tocó.

El zarpazo que el gobierno dio al referéndum revocatorio, tan luchado con ímpetu por los venezolanos, como una salida pacífica y constitucional, fue el primer baño en las aguas de la apatía, eso indiscutiblemente nos hizo perder fuerza a la oposición, mientras la inflación aumenta y los productos escasean y las necesidades personales de cada individuo se patentizan en una búsqueda incansable por la sobrevivencia propia, pero aún así continuamos con fe y ánimo y llegamos al diálogo para confirmar lo que ya sabíamos, que en este régimen no se puede confiar, que es dictatorial y que cada paso se afinca más en la violación de lo que haya que violar para mantenerse en el poder.

El pasado 12 de Febrero Día de la Juventud de 2017 no fue definitivamente como los Días de la Juventud de años pasados, en los cuales se desarrollaron importantes protestas nacionales no solamente de los estudiantes sino de la sociedad civil, gremios y agrupaciones políticas. Una de esas protestas terminó por cierto con Leopoldo López  apresado.

Este año prácticamente ya  la gente no sale a protestar, está inmersa en el marasmo de sus propias necesidades, el gobierno nos ha animalizado, nos ha convertido en zombis hambrientos en busca de lo que sea. A la gente le resulta más abandonarse a la búsqueda de alimentos que enfrentar al gobierno, para muchos es mejor robar que tratar de ganarse las cosas, pues a los venezolanos decentes todo les resulta triplemente duro lograr; es más fácil maltratar a los niños que educarlos, es más fácil empujarnos que pedir permiso, es más fácil arrugar la cara con el descontento que sonreír, es más fácil volverse mezquino que ser solidario, amar resulta demasiado forzado en medio de la crisis.

La Mesa de la Unidad Democrática hasta hace poco parecía una tabla de salvación segura contra el gobierno. La UNIDAD de todos los partidos políticos como alternativa única de enfrentarse en comicios electorales ante el partido de gobierno, queda sin sentido cuando el gobierno descaradamente nos roba las elecciones.

La falta de firmeza y guáramo de los líderes políticos y sus reiterados fracasos ante las burlas y atropellos del gobierno, están sumiendo a los venezolanos en falta de confianza en la MUD, es evidente que la MUD no funciona como un equipo sólido sino que siempre termina prevaleciendo el interés por mantener los liderazgos particulares por encima de los intereses de la nación. Pareciera que la MUD y sus líderes se quedaron sin ideas mientras al gobierno siempre se las ingenia para sacudirnos con una nueva violación a la democracia. La MUD siempre resulta noqueada por el régimen, reacciona tarde e indiscutiblemente le falta creatividad. Por ello, no es raro que la población esté insatisfecha con su accionar y poco a poco se suma en la apatía.

Arnold Toynbee dice que la apatía solamente puede ser superada por el entusiasmo, y el entusiasmo solamente puede ser despertado por dos cosas, en primer lugar un ideal que la imaginación tome por asalto y segundo un plan inteligible para llevar a la práctica ese ideal. En este sentido creo que la MUD debe involucrar al movimiento estudiantil venezolano, que hace rato dejó de ser el futuro para convertirse en el presente, ya que los líderes políticos no dan la talla. Las recientes elecciones en la UCV por encima de la decisión del TSJ es un claro y tangible ejemplo de la actitud que el pueblo de Venezuela debe asumir ante los desafueros violadores de la constitución que impone este régimen ya sea a través del TSJ, CNE o fuerzas armadas.

El entusiasmo e ímpetu de la juventud por encima de los acomodamientos y preeminencia de los liderazgos particulares de la MUD. El ideal y la necesidad que tienen los jóvenes de un país mejor, pues son ellos quienes padecen en carne propia la falta de oportunidades en este país depauperado y destartalado. La fuerza joven, el surgimiento de nuevos líderes con ímpetu intacto, sin más ganas que tener un país mejor más allá de acomodarse ellos, eso tal vez venga después, pero ahora lo importante es salir del gobierno, pasarle por encima a sus decisiones violadoras de derechos al igual que el régimen nos pasa por encima a todos su afán de poder.

El Dalai Lama dice que para superar la apatía y generar compromiso y entusiasmo, que permita cambiar comportamientos y estados mentales negativos, el método más efectivo o el único, es estar conscientes de sus efectos. La apatía solamente conviene al gobierno, la inacción, la desesperanza, el estar abrumado y apesadumbrado, en este momento histórico, son lujos que no nos podemos permitir, es hora de darnos ánimo unos con otro, o dárnoslo nosotros mismos.

Ya lo peor que nos puede pasar nos está pasando, no es tiempo de asegurar lo que tenemos, pues ya no tenemos nada, el dinero no vale nada, no podemos viajar ni hacer transacciones y la inseguridad y la corrupción hacen de las suyas a cada paso, ya no hay más nada que perder, perdimos la democracia y la libertad, es hora de echar el resto, con fuerza, fe, optimismo, valentía y con mucho entusiasmo por hacer de Venezuela el país que nos merecemos y es posible.





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