Riolama Fernandez
Desde
el 16 de Diciembre de 2016, luego que el presidente Maduro promulgara un
Decreto de excepción, donde otorga un plazo de 10 días para sacar de circulación
el billete de mayor denominación de la nación, el billete de cien bolívares,
alegando el cambio del cono monetario y la sustitución de los billetes por
otros de mayor denominación, muchas personas que trabajan y hacen vida en
sitios apartados del Estado Bolívar y poseedores de inmensas cantidades de
dinero, entre ellos pranes y jefes de mafias mineras, también mineros de todo
tipo, campesinos e indígenas, y comerciantes de áreas alejadas de las ciudades,
al ver que su dinero ya no podía ser depositado, ni era aceptado para hacer
ninguna transacción y que simplemente ya no les servía para nada, se levantaron
y e iniciaron protestas en el Estado Bolívar, que fueron desde Santa Elena de Uairén
hasta Ciudad Bolívar y desde el Callao y Tumeremo hasta Ciudad Piar; vale decir
que el Estado Bolívar tiene una extensión de casi la mitad del territorio
nacional, siendo Ciudad Bolívar la que alberga el mayor número de familias de
los trabajadores mineros, de manera que no es de extrañar que el levantamiento
se haya dado en esta zona del país de la manera como se ha dado. Todo empezó
con reclamos en los negocios que no aceptaban el billete de cien bolívares,
para luego ser acompañados por algunas personas armadas que también hacían
cola, se supone que delincuentes, quienes con disparos alentaban a la población
a saquear.
En todos
los sectores de Ciudad Bolívar, todo tipo de negocios grandes, pequeños y
medianos y de todas las nacionalidades han sido saqueados, se calcula que un
80% o más de los negocios están destruidos, no solamente los distribuidores de alimentos
sino también, zapaterías, ferreterías, licorerías, tiendas de
electrodomésticos, jugueterías, caucheras, ventas de repuestos de vehículos y
casi todos los supermercados públicos y privados.
A la
llegada de los efectivos policiales y de la Guardia Nacional, encargados de
restablecer y asegurar el orden, también cargaban con productos y participaban
del saqueo pues ellos también son pueblo con hambre y con familia necesitada. Así
cundió el caos y el desorden en todo el estado Bolívar, especialmente en Ciudad
Bolívar, donde los habitantes clamaban a
Dios, al gobierno y a las autoridades un poco de seguridad para sus negocios,
para sus casas y para ellos mismos. La mayoría se quejaba y se queja todavía que
la policía miraba impávida y hasta participaba de los saqueos, la Guardia
Nacional disparaba al aire y simplemente intentaba dispersar y se iba,
aunque según la supresión de garantías constitucionales por parte del alcalde
la Ciudad, la orden era disparar, pero no lo hicieron sino al aire, tal vez una
sola excepción.
En
protestas anteriores ocurridas en el país, la gente se ha quejado que la
Guardia Nacional y efectivos del orden público han disparado contra el pueblo,
sin embargo en Ciudad Bolívar, esto no ocurrió. Muchos alegan que hay
complicidad del Estado en la promoción y desencadenamiento de los disturbios,
que es un ensayo o experimento del gobierno para controlar la economía de la región
y poner al pueblo a depender de los CLAP o de las bolsas de comidas
distribuidas por el gobierno nacional y que por ello la Guardia ni la policía actuó.
Otros argumentan que los desórdenes y saqueos fueron promovidos por los pranes
y mafias para presionar al gobierno a lavarles el dinero producto de
actividades ilícitas. Sin embargo, también hay que destacar que en los
disturbios hubo participación no solamente de la delincuencia, que era una minoría,
sino fundamentalmente de pueblo con hambre, cansado y desesperado, también participo
gente de todas las clases sociales no tan necesitada, pero si cansada de la
escases y de hacer colas para conseguir cauchos, repuestos de carros y gasolina
y por supuesto también participaron de los saqueos algunos efectivos de los órganos
de seguridad del Estado. De manera pues que lo sucedido en Ciudad Bolívar es
mucho más complejo de lo que se pinta y tal vez todas los argumentos sean válidos,
pero todos juntos. Aqui no vale juzgar.
En
situaciones como esta, donde la turba rebasa la fuerza policial y por ello se
apartaba y miraba impávida, no solamente por saberse en condición de minusvalía
sino también por identificación y solidaridad con el pueblo. En lo personal,
para mí, el detallazo está en este punto de la historia, la prácticamente ausencia
de acción de parte de las autoridades competentes del orden público, no
solamente porque la fuerza social los rebasó, sino por identificación y
solidaridad con lo que sucedía. La gente se ha quejado que la Guardia Nacional
dispara contra el pueblo, acá, en Ciudad Bolívar no lo hizo, y también se
quejan. Yo se los agradezco.
Excelente.
ResponderEliminarTe felicito.
TC.
Gracias Tere
Eliminar