Riolama
Fernandez, Biol.
M. Sc
Investigadores en Venezuela han encontrado que la
cobertura vegetal de la Gran Sabana corresponde a un mosaico complejo constituido por fases transicionales de cambios de
vegetación, con presencia de grandes superficies de sabana, helechos,
arbustales secundarios o matorrales y bosques secundarios con restos de grandes
árboles en pie, indicando que existe una reducción de la superficie boscosa y
expansión de la sabana, debido fundamentalmente
a la frecuencia de incendios, causante de la fragilidad latente en la
vegetación y su baja capacidad de recuperación,.
Lo que hoy conocemos como la Gran Sabana, es el
resultado de la devastación de la selva y la vegetación alta por prácticas
agrícolas ancestrales de las comunidades indígenas que hacen de la quema un uso
frecuente y continuo, eliminando la selva para dar paso a vegetación secundaria
o herbácea asentándose el predominio de la sabana.
La quema es una práctica ancestral que todavía se usa
en la agricultura rural y hasta urbana, y forma parte de esos aspectos
culturales devastadores que por ser usuales y cotidianos no se consideran una
amenaza ni se les ve lo perjudicial, al extremo que todos nos fascinamos con la
belleza de nuestra extensa y Gran Sabana, obviando que es el resultado de un
irreversible impacto ambiental a nuestra selva tropical, que ha sido devastada
en toda esa extensa superficie.
Esas prácticas heredadas de nuestros ancestros pemones
o quemones, las seguimos aplicando no solamente como método agrícola rural,
donde se quema la vegetación alta para disponer de tierras limpias donde
sembrar, sino que se trasladan a los usos cotidianos urbanos donde no se espera
que el aseo recoja la basura sino se le prende candela para ahuyentar las
moscas, mosquitos y demás alimañas.
El
crecimiento de la población aumenta las necesidades económicas y sociales y el
correspondiente incremento del consumo y afectación de los recursos naturales,
que a su vez genera más residuos y basura, emisiones atmosféricas, deforestación y demanda de
agua. En Venezuela, es un derecho constitucional vivir en un ambiente libre de
contaminación y es un deber proteger el medio ambiente. Los derechos y deberes
ambientales están consagrados en los artículos 127 al 129 de la Constitución de
la República. Las autoridades deben garantizar un ambiente libre de
contaminación y a su vez los ciudadanos tenemos el deber de proteger el medio
donde vivimos.
El
aire de Ciudad Bolívar se ha vuelto irrespirable en los últimos meses,
consecuencia de las quemas en áreas urbanas, así como por el tránsito de
vehículos sin mantenimiento que emiten humo, estos graves hechos públicos y
notorios afectan la salud de la colectividad, son de orden público y deben ser
atendidos de manera inmediata por la Autoridad Ambiental y demás entes con
competencia en la materia como es la Alcaldía de Heres.
El
Decreto Nº 638 establece los límites de calidad de aire que son de obligatorio
cumplimiento. El citado Decreto establece que “las actividades que emitan
polvo, humo, u olores, provocando molestias persistentes en la comunidad, serán
considerados problemas de orden público y dirimidos por las autoridades locales
competentes”.
Las
quemas dentro áreas urbanas se producen por la falta de una recolección eficaz
y eficiente de la basura, la cual debe hacerse cada 24 horas según la Ley de la
Basura y el Decreto Nº 2216 “Normas para el Manejo de los Desechos sólidos de
origen doméstico, comercial, industrial o de cualquier otra naturaleza que no
sean peligrosos”.
Según
las leyes, la recolección de residuos y desechos sólidos debe ser una operación
continua, conforme un proyecto de rutas establecidas en el plan municipal, que
contendrá frecuencia, horarios y patrones de ejecución, que deben ser del
conocimiento de la comunidad y los mismos no pueden ser alterados sin informar.
Por otra parte, Ciudad Bolívar ha sido
devastada en cuanto a su pulmón vegetal que ha sido diezmado de manera
desnaturalizada e implacable por la compañía Eléctrica ELEBOL con la anuencia
de la Alcaldía de Heres y para la construcción de viviendas sin haberse
realizado los correspondientes Estudios de Impacto Ambiental. El devastamiento
de la que hasta hace pocos años fuera mundialmente conocida como “CIUDAD
BOLÍVAR, LA CIUDAD DE LOS ÁRBOLES”, ha traído como consecuencia el aumento de
la temperatura de la Ciudad, desesperación y muerte de las aves de la zona y
aunado a las quemas indiscriminadas, está afectando la salud de los habitantes.
Hoy por hoy no se llevan estadísticas, pero
es público y notorio que las afecciones respiratorias han aumentado en los
últimos años, el aire de Ciudad Bolívar se ha vuelto irrespirable por las
quemas frecuentes y hasta los entes encargados de proteger el ambiente suelen
quemar, tal es el caso del Jardín Botánico del Orinoco que quema madera para
convertirla en abono, mientras llena de humo irrespirable a los habitantes del
Casco Histórico. Asimismo, la Gobernación del Estado Bolívar quema para
despejar terrenos para la construcción de viviendas, la V División de
Infantería de Selva quema para cazar morrocoy y venados, los incineradores del Matadero
Municipal echan humo todo el día, la gente de Marhuanta, Cayaurima y La Paragua
queman de día y de noche porque no se les recoge la basura.
Mientras ocurren quemas y la ciudadanía se
asfixia, los entes permanecen impasibles
y cómplices, Protección Civil no hace nada, el cuerpo de bomberos no
atiende, el 171 tranca los teléfonos, el Ministerio de Ambiente suprimido y sin
recursos, la gobernación cómplice y depredadora ambiental voraz y el alcalde se
hace la vista gorda como si no es asunto
suyo. ¿Quién podrá defendernos?
Nadie hermana nadie...aqui estamos enfermos con esa quemadera del botanico sector casco historico sumido en humo
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