Riolama Fernández, Biol. M. Sc
En 1995 asistí emocionada al
bautizo del libro “La Ciudad de los Arboles” escrito por el Dr. en Ciencias biológicas
Leandro Aristiguieta, fundador del jardín Botánico del Orinoco. Estaba
realmente feliz porque alguien estaba valorando y colocando en su justa
dimensión lo que por doce años había extrañado, los arboles de mi ciudad natal,
Ciudad Bolívar. Mientras estudié en Cumana, reconozco que no extrañé al Orinoco
porque el mar y el sol me cautivaron, pero tanto ver los yaques, cactus y esa
esquelética y desértica vegetación característica de Cerro Colorado, me hicieron
vivir añorando la riqueza, frondosidad, exuberancia y colorido de los árboles
de mi ciudad.
El libro de Leandro Aristeguieta
empieza así: “ Muchos árboles de Ciudad Bolívar sobresalen por lo vistoso y
llamativo de su floración, como araguaney, apamate, flor de la reina, cañafístolo,
guamacho, samán, roble, pilón, bototo, araguán, guayacán, josefino, guatacaro y
paraíso”… “En contraposición existen también numerosos árboles cuya floración
es imperceptible o poco llamativa, pero en cambio tienen formas atractivas y de
abundante follaje como el merecure, algarrobo, caoba, cautaro, jobo y tantos
otros más”.
El Editor, Ediciones al Sur,
en la contraportada expresa que “el libro nos conduce al laberinto botánico de
Ciudad Bolívar”…”por donde y a donde se vea, en la antigua Angostura se alza
una magnifica flora, que además establece un reinado inagotable, un jardín de
formas que da cuenta de su riqueza fundamental y fundacional. Y que igualmente
otorga, sombra, respiración y alimento. Por otra parte, también representa un
logro al organizar, de acuerdo a postulados científicos, una información sobre
la botánica local…”.
A partir de 1995 comencé a
ver con tristeza como poco a poco se iban talando árboles emblemáticos y
representativos de los lugares de la ciudad, una esquina, un negocio, una
avenida, una dirección: “donde está la mata de tamarindo” era la manera usada
para dar direcciones, “donde está la mata de josefina a la derecha” “allá donde
está la mata de mango, al frente”. Más tarde las direcciones eran “donde estaba
una mata de almendra, por ahí” “donde estaba la mata de ceiba”, al punto que ya
uno no sabe dónde queda nada porque ya las matas no están, resulta que el dueño
del negocio cortó la mata de mango del frente porque el vendedor de CDs se
paraba a vender allí y como le molestaba el ruido la cortó, pagó la mata por
dar sombra al vendedor. Cortan árboles para que no den sombra a otros que te
molestan, así de asesinos, así de intolerantes, así de descompuestos, así de
malos.
Más adelante Elebol por
ahorrarse costos de poda de árboles y tendidos eléctricos subterráneos pues
comenzó con el corte asesino, indiscriminado e irracional porque las frondas se
pueden enredar en los cables y pudieran causar problemas y los haría trabajar más,
una medida demasiado drástica para ser una medida preventiva, con la anuencia
de los entes competentes para dar autorizaciones de corte. Como experta
ambiental afirmo que una medida preventiva jamás debe ser drástica y también
por eso digo que las autorizaciones otorgadas a ELEBOL para diezmar la
vegetación de Ciudad Bolívar han sido irregulares y violan todas las normas
tanto técnicas, ambientales y urbanas y hasta la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos y la Ley de la Función Pública, Quiero decir con esto que
quienes han firmado tales autorizaciones lo han hecho de manera irregular y a
mi juicio deberían estar presos por asesinos, en la conciencia que los árboles
son seres vivos que nos dan vida (oxigeno, sombra, alimento, belleza y hasta
historia y tradición).
No solamente entes del
Estado atentan y arremeten contra los árboles, también vecinos enemistados
cortan los limoneros, tamarindos, ciruelos, mamón y poncigués porque las ramas con frutos caen en el patio
de la casa de al lado y no en el suyo y les da rabia que el vecino coma los
frutos de la planta que el siembra y riega. Así de asesinos, así de egoístas,
así de mezquinos, así de malvados.
También hay árboles que
enferman por falta de cuidados fitosanitarios que debería ser responsabilidad
municipal si los arboles están en áreas urbanas, si están enfermos constituyen
un riesgo y a veces hay que cortarlos antes que caigan muertos y causen daño. A
veces hay necesidad de cortar árboles porque la raíz rompe casas, calles o
aceras. Otros necesitan cortar para poder construir.
La competencia para autorizar
corte de árboles ha oscilado entre el Ministerio del Ambiente y la Alcaldía del
Municipio Heres. El rol del Ministerio del Ambiente de emitir autorizaciones
para afectación de los recursos naturales para actividades humanas como minería,
industria, agricultura, forestal, construcción y otras no le da abasto para
encargarse de autorizaciones simples de uno o varios árboles que quedan
delegadas a la competencia municipal ya que rige el área urbana, y ha sido bajo
la competencia del Municipio cuando ha ocurrido que los árboles de Ciudad Bolívar
hayan sido diezmados. Es importante destacar que la autorización de corte de árboles
queda sujeta a un diagnostico e intervención del Cuerpo de Bomberos quien comúnmente
toma las medidas de prevención de riesgos y tiene las herramientas. Asimismo el
Jardín Botánico del Orinoco suele prestar apoyo en cuanto a diagnósticos de
enfermedades en los árboles que deberían ser considerados para emitir una autorización
de corte, ya que se cortan arboles sanos, lo cual constituye un crimen.
Es importante destacar el
rol conservacionista y protector de los zapateros de la ciudad quienes hacen su
trabajo bajo la sombra de los árboles, sin embargo, en algunos casos este techo
natural no ha sido respetado por ELEBOL, como le ocurrió al zapatero del Estadio Heres frente al Hotel Edi, que por intentar impedir que cortara el árbol que
daba sombra a su quiosco, le cortaron un dedo con la motosierra, ese árbol fue
cortado junto a su dedo y el zapatero sigue haciendo su trabajo en el mismo lugar
pero bajo el sol inclemente de Ciudad Bolívar.
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