Riolama Fernández
Las políticas
implementadas por el gobierno de Venezuela en materia económica, orientadas a
la paulatina y consuetudinaria destrucción del aparato productivo nacional como
mecanismo de dominación de la población, violando no solamente la constitución sino
los derechos humanos de los venezolanos, por medio de la depauperación del
salario, que no alcanza para cubrir las necesidades básicas de alimentación,
salud, transporte, educación y vivienda. Algunos cálculos, unos más
conservadores que otros, estiman que para costear la cesta básica mensual, el
venezolano debe trabajar por lo menos unos dos años. La tan alardeada justicia
social, usada como bandera política del gobierno, no se vislumbra, fue
solamente un espejismo usado para instaurar un modelo comunista fracasado a
nivel mundial, llamándolo Socialismo del Siglo XXI. La inflación, la escasez y
ahora la estanflación (hiperinflación acompañada con el estancamiento de la economía)
solamente han aumentado las colas para conseguir artículos básicos de alimentación
e higiene. Unido a la indiscutible crisis humanitaria por alimentación, se une
la crisis en el sector de la salud, muriendo gente de mengua en los hospitales
por falta de medicina e insumos médicos y hasta por ausencia de servicios de
agua y luz eléctrica en los quirófanos y el no funcionamiento de los aires
acondicionados. A tan lamentable situación no escapa la inseguridad, se calcula
que hay más muertes en Venezuela por atracos a mano armada que en las guerras
de Vietnam, Sarajevo y Siria juntas. Los venezolanos viven un estado de sitio autoimpuesto
por miedo a salir de sus casas y ser atracados.
Por
otra parte, Venezuela es un país rico en recursos naturales estratégicos, como hierro,
bauxita, oro, diamante, coltán, cuarzos, todo tipo de minerales metálicos y no metálicos
pero también una inmensa riqueza forestal y de biodiversidad de múltiples usos,
además del de la conservación del equilibrio ecosistémico del planeta. Buscando
liquidez económica, el presidente Maduro hace varios meses salió por el mundo
ofreciendo en bandeja de plata nuestros recursos naturales, poniendo todo tipo
de facilidades entre ellas suprimió el Ministerio del Ambiente, único ente con jerarquía
legal y capacidad técnica para controlar y condicionar la explotación de
nuestros recursos naturales, exponiendo así nuestra soberanía nacional y
violando la constitución y dejando a la deriva los intereses de la nación y los
que corresponden a la colectividad, a terceros y al bien común.
Es
un hecho público y notorio, que la política minera del gobierno actual se trata
de “pescar en rio revuelto”, es decir permitir la explotación de nuestra
riqueza mineral sin controles legales ni ambientales, donde los entes
gubernamentales corruptos puedan operar implantando mafias de extorsión a los trabajadores
mineros ilegales, que buscando mejores condiciones de vida para sus familias
acuden a la selva a explotar oro y, una vez allí, son objeto de cobro de comisiones
y de todo tipo de abusos y hasta asesinatos.
En
este marco de realidades nacionales y estadales, el presidente Maduro promulga
un Decreto de excepción donde otorga un plazo de 10 días para sacar de circulación
el billete de mayor denominación de la nación, el billete de cien bolívares,
alegando el cambio del cono monetario y la sustitución de los billetes por
otros de mayor denominación. Luego recorta el lapso a apenas cinco días. Vale
destacar que las comunidades mineras y campesinas e indígenas del Estado Bolívar
están ubicados a horas de viajes de las entidades bancarias, a muchos de esos
sectores no llega televisión ni señal telefónica y esas comunidades manejan y
acumulan grandes cantidades de dinero antes de tener posibilidad de viajar a
depositar en los bancos ubicados a horas de distancia. Muchas de estas personas
que trabajan y hacen vida en sitios apartados del Estado Bolívar y poseedores
de inmensas cantidades de dinero, entre ellos los mismos pranes y jefes de
mafias mineras, también mineros de todo tipo, campesinos e indígenas, al ver
que su dinero ya no podía ser depositado, ni era aceptado para hacer ninguna transacción
y que simplemente ya no les servía para nada, se levantaron y fueron quienes
iniciaron las protestas en este Estado, cuya extensión es casi la mitad del
territorio nacional. Vale destacar que Ciudad Bolívar alberga las familias de
los trabajadores mineros, de manera que no es de extrañar que el levantamiento
se haya dado en esta zona del país de la manera como se ha dado. Todo empezó con
reclamos en los negocios que no aceptaban el billete de cien bolívares, para
luego ser acompañados por algunas personas armadas que también hacían cola, se
supone que delincuentes, quienes con disparos alentaban a la población a
saquear. A la llegada de los efectivos policiales y de la Guardia Nacional,
encargados de restablecer y asegurar el orden, también cargaban con productos y
participaban del saqueo pues ellos también son pueblo con hambre y con familia
necesitada. Así cundió el caos y el desorden en todo el estado Bolívar.
En
Ciudad Bolívar todos los sectores y todo tipo de negocios grandes, pequeños y
medianos y de todas las nacionalidades han sido saqueados, no solamente los
distribuidores de alimentos sino también, zapaterías, ferreterías, licorerías,
tiendas de electrodomésticos, jugueterías y casi todos los supermercados públicos
y privados. La gente no carga dinero en sus bolsillos pues todo fue depositado
por orden del ejecutivo nacional, los nuevos billetes nunca llegaron, ya había escasez
de alimentos y lo poco que había fue saqueado, quienes saquearon tendrán comida
para unos días, es dudoso que los comerciantes puedan recuperarse luego de esta
debacle económica gubernamental, ahora el saqueo y para rematar el vandalismo y
destrucción de los negocios en su infraestructura y robo de los equipos y frigoríficos
y hasta aires acondicionado. No hay dinero, no hay alimentos, las fronteras
cerradas. Desde hace meses mucha gente ya vive de comer basura, los perros, los
ancianos y los niños ya andan en la calle hambrientos. El hambre siempre saca
lo que tenemos de bestia, todo perro con hambre muerde. La turba es la turba y
a veces no podemos librarnos de ella. Lo peor, el gobierno lejos de reconocer
su error y rectificar sigue echando la culpa a un supuesto saboteo de la MUD
(Mesa de la Unidad Democrática) y de las mafias para impedir entrada de
billetes nuevos y pide eliminar la Asamblea Nacional. Lo único que hace es un
pseudo-recule de extender días para aceptar billete de cien bolívares hasta el
2 de enero. El Gobernador del Estado Bolívar ha decretado toque de queda en la
entidad y el alcalde de Ciudad Bolívar arrobándose atribuciones que no tiene ha
suprimido las garantías constitucionales en el Municipio, la orden es disparar.
Si esto no es dictadura, es el carro de Drácula o se le parece igualito.
Excelente. La gente no le va a parar bolas la gente sintió que tomo el control después de dos años como una botella a la deriva.. No parará...
ResponderEliminarVERGONZOSO E INHUMANO LO QUE ESTÀ HACIENDO ESTE ASQUEROSO ENJENDRO AL PUEBLO VENEZOLANO.NO TIENE NOMBRE.
ResponderEliminarCuales garantias constitucionales si ya no las tenemos por eso la gente no le paro bolas un coño e madre nada..sigio haciendo lo que le dio su gran gana
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