Por: Riolama Fernández, Biol. M. Sc.
La
vida de Cristóbal Colón es el mejor cuento de aventuras que un niño pueda leer,
sólo que todo fue realidad, y constituyen no solamente hechos históricos
relevantes sino que representan hoy día el fundamento de la Geografía y Cosmografía
actual, ya que sus viajes comprobaron lo que entonces era sólo una teoría: que
la tierra es esférica y no plana.
Cristóbal
Colón siempre ha sido mi personaje histórico preferido, que ni siquiera las
fabulosas aventuras del fantástico Indiana Jones lograron opacar. Cuando
derribaron sus estatuas, hice un análisis interior del porqué mi pasión por su
vida, lo cual sólo aumentó mi admiración porque encontré en él más valores de
los que la historia suele atribuirle, aspecto que en lugar de ser ampliado y
profundizado, ha sido objeto del más absurdo e indolente irrespeto que lo llevó
al destierro o deshonra en la literatura escolar venezolana.
Cristóbal
Colón (c. 1451-1506), nació probablemente en Génova, gran navegante que buscó
en la Corona
de Castilla, financiamiento para sus planes de conocer territorios antes
inexplorados. Hombre polémico y misterioso, autodidacta y gran observador,
arribó a tierras americanas el 12 de octubre de 1492, fue el primer almirante,
virrey y gobernador de las Indias, y enseñó a los hombres de mar de su tiempo
el camino a seguir para ir y volver del continente que habría de llamarse
América.
En
sus inicios, llegó a las Costas de Portugal tras librar muchas luchas, su barco
fue incendiado y salvó su vida agarrado de un remo. Allí aprendió a conocer el
Océano, a frecuentar las rutas comerciales, a tomar contacto con la navegación
de altura, con los vientos y corrientes atlánticos y a navegar hasta el golfo
de Guinea.
Hay
grandes indicios y alguna prueba razonable, como el preámbulo de las
Capitulaciones de Santa Fe, de que Colón, cuando elaboró su plan descubridor, si,
DESCUBRIDOR, sabía más de lo que
decía. Parece que, entre los años 1477 y 1482, en que Colón no dejó de realizar
frecuentes viajes a las islas Madeira, Azores y Canarias, le sucedió algo
trascendental, que él califica de "milagro evidentísimo", "Me
abrió Nuestro Señor el entendimiento con mano palpable a que era hacedero
navegar de aquí a las Indias, y me abrió la voluntad para la ejecución de ello.
Y con este fuego vine a Vuestras Altezas".
Algunos
historiadores sostienen que ese algo trascendental, repentino y milagroso que
le sucedió a Colón, fue que alguien, con conocimiento de lo que decía, le
informó de la existencia de unas tierras al otro lado del océano Atlántico. Tal
información aportaba detalles bastante ajustados sobre algunas islas y sus
naturales, sobre ciertos parajes y, especialmente, acerca de las distancias.
Ese alguien fue, según unos, un piloto portugués o castellano (si se sigue la
conocida como "leyenda del piloto anónimo") que al regresar de Guinea
se vio impulsado por alguna tormenta hasta las Antillas. Tras un tiempo allí,
regresó, se encontró con Colón, le informó y murió.
Cristóbal
Colón se sintió elegido por la
Providencia para dirigirse a aquellas tierras, y, a partir de
ahí, comenzó a elaborar su proyecto, sabiendo que la mayor dificultad que iba a
tener era cómo articularlo teóricamente para defenderlo ante los mayores
expertos del momento: portugueses y castellanos.
Cristóbal
Colón era ya un buen navegante, un hombre práctico y autodidacta, pero carecía
de ciencias y saberes: "En la marinería me hizo abundoso; de astrología me
dio lo que abastaba, y ansí de geometría y aritmética".
Para
elaborar su plan descubridor, Colón utilizó varias fuentes informativas: la Historia rerum ubique
gestarum del papa Pío II; la
Imago mundi del cardenal y teólogo francés Pierre d'Ailly; y la Correspondencia y
Mapa que, en 1474, el sabio y geógrafo florentino Paolo dal Pozzo Toscanelli
había hecho llegar al rey de Portugal Alfonso V.
También
extrajo referencias muy concretas de parajes bíblicos, situados en el fin del
Oriente, como el Paraíso Terrenal, el Jardín del Edén, Tarsis y Ofir, el reino
de Saba, los montes de Sophora, o el país de las amazonas, que pronto situaría
en distintas zonas de las Indias, porque para él allí estaba el extremo de
Asia.
Para
defender su proyecto ante los expertos, hubo de calcular mediciones sobre el
grado y la esfera terrestres. Coincidió con las estimaciones hechas en el siglo
IX por el astrónomo musulmán Alfragano, según las cuales 1 grado equivalía a 56 millas y 2/3 (milla
árabe de casi 2.000
metros ), y, por tanto, la circunferencia del ecuador era
igual a 20.400 millas .
Esto daría 40.000
kilómetros para la circunferencia del ecuador
(prácticamente la medida real). Sin embargo, Colón achica la esfera terrestre y
da al ecuador una medida de unos 30.000 kilómetros ,
es decir una cuarta parte menos, porque manejó la milla itálica, de unos 1.500 metros . Hacia
1483 o 1484 defendió este proyecto ante los expertos portugueses, que lo
rechazaron, porque no les aportaba nada nuevo y además les exigía mucho a cambio
de llevar a cabo el plan de mediciones y exploración.
Por
ello, en 1485 dejó Portugal lo más secretamente que pudo y entró en Castilla:
"Siete años estuve yo en su real corte, que a cuantos se habló de esta
empresa todos a una dijeron que era burla", recordaría después.
El
20 de enero de 1486, los Reyes Católicos recibieron a Colón en la ciudad
castellana de Alcalá de Henares (en la actualidad perteneciente a la Comunidad de Madrid), y
nombraron una junta de expertos para valorar el proyecto. La voz de la ciencia,
al igual que en Portugal, le fue contraria.
Sin
embargo, a Colón no le faltaban protectores. Algunos de los más constantes
fueron frailes con influencia ante los Reyes, como el incondicional, buen
astrólogo y entendido en navegación, fray Antonio de Marchena y otro religioso
influyente, Diego de Deza. Un tercer religioso, decisivo en 1491 y 1492, fue el
fraile de La Rábida ,
Juan Pérez, por cuya intercesión, los Reyes Católicos, en un acto personal, no
científico, decidieron respaldar el plan colombino.
El
17 de abril de 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe o
documento-contrato que estipulaba las condiciones en que Cristóbal Colón haría
el viaje descubridor. El documento tiene dos partes, un preámbulo sorprendente
que dice así: "Vuestras Altezas dan e otorgan a don Cristóbal Colón en
alguna satisfacción de la que ha descubierto en las Mares Océanas y del viaje
que agora, con el ayuda de Dios ha de fazer por ellas en servicio de Vuestras
Altezas, son las que se siguen". Ese "ha descubierto" es, para
los partidarios de la teoría del predescubrimiento, la prueba documental
decisiva, ya que Colón se atribuye, antes de 1492, descubrimientos en el océano
que ahora transfiere a los Reyes Católicos, en virtud de lo cual éstos le corresponden
dándole una serie de privilegios, que forman la segunda parte del documento.
Tres
embarcaciones, Pinta, Niña y Santa María; un presupuesto de unos dos millones
de maravedises; y alrededor de 90 hombres, reclutados con la ayuda de los
hermanos Martín Alonso y Vicente Yáñez Pinzón, formaron la flota más
trascendental de la historia. El 2 de agosto de 1492, partió de puerto de Palos
de la Frontera ,
en tres viajes llenos de anécdotas y aventuras que rebasan la imaginación.
El
13 de septiembre descubrió la declinación magnética de la Tierra, y el 16
llegaron al mar de los Sargazos. A partir del 1 de octubre se percató de que
algo no se correspondía con sus cálculos. El día 6 ya habían sobrepasado las
800 leguas y no había indicios de tierra. Durante la noche del 6 al 7 de
octubre se produjo el primer motín entre los marineros de la Santa María ,
desesperados por pisar tierra y porque se agotaban los alimentos. En la noche
del 9 al 10 de octubre el malestar se extendió a todos, incluidos los propios
Pinzón. Acordaron navegar tres días más y al cabo de ese tiempo si no
encontraban tierra regresarían. No hizo falta: en la madrugada del 11 al 12 de
octubre el marinero Rodrigo de Triana lanzó el grito esperado:
"¡tierra!".
Luego
vinieron tres viajes más, pues Cristóbal Colón hizo 4 viajes. Recordando estos
primeros años, Colón escribía en 1501: "De muy pequeña edad entré en la
mar navegando, e lo he continuado fasta hoy... Ya pasan de cuarenta años que yo
voy en este uso. Todo lo que fasta hoy se navega, todo lo he andado".
Más
allá de toda la polémica discusión de los historiadores actuales sobre si el
continente americano fue descubierto o ya existía antes de la llegada de
Cristóbal Colón, por lo que en Venezuela el día 12 de Octubre se ha dejado de
llamar Día del Descubrimiento De América para llamarse ahora Día de la Resistencia Indígena ,
Colón, como simple ser humano mortal, ha trascendido tales denominaciones, porque
en definitiva el logró los objetivos que se propuso y aunque derriben sus
estatuas, NADIE puede negar que la Tierra si ES REDONDA y para colmo …GIRA.
Felicidades por tener una visión clara de la propia historia, lamentablemente muy pocos hispanoamericanos conocen su propia historia, y lo dice un español jubilado que ha pasado los últimos diez años, recorriendo el continente...
ResponderEliminarGracias por su comentarios. Saludos.
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