UN SOLO MOTOR



Los trabajadores de un país, ya sean estos obreros, técnicos o profesionales de distintas ramas, tanto del sector público como privado, constituyen el único y real motor de cualquier país. Es así como toda iniciativa o maquinaria que se active para dinamizar el desarrollo socio-económico, no surtirá ningún efecto ni tendrá sentido si no se considera e involucra a la clase trabajadora con toda su realidad, sentir y pensamiento.

El trabajador no solamente es el sujeto actuante, ejecutor de las acciones y el trabajo,  sino también el objeto al que están destinadas tales acciones con sus respectivas consecuencias, beneficios o cambios. El trabajador es tanto sujeto como objeto, causa y consecuencia, origen y destino. El que hace y se beneficia de lo hecho, por tanto es el UNICO MOTOR que requiere un país. Sin trabajadores ni trabajo realizado no hay país, ni ideología, ni economía, mucho menos sociedad.


El gobierno nacional, con el objeto de transformar la estructura ideológica, política, social y económica del país, en lo que ha denominado Socialismo del Siglo XXI, ha activado los llamados cinco motores (Ley habilitante, Reforma constitucional, Moral y luces, Nueva geometría del poder y el poder popular). En tal sentido, muchas de las leyes con rango de Leyes Orgánicas han sido modificadas, confiriendo responsabilidades directas al presidente de la República, que anteriormente estaban delegadas a los Ministros, por ejemplo. Así, el profesionalismo, la especialización, el criterio técnico-científico, la labor manual, la razón y los argumentos producto de la actividad pensante, creadora y ejecutora de los trabajadores del país, quedaron jurídicamente subordinados a directrices de orden político y lo que es más preocupante, subordinados no solamente a un criterio único sino al criterio de un solo individuo en toda la nación.


Por si fuera poco, las luchas que tradicionalmente han emprendido los mismos trabajadores constituidos en sindicatos, para lograr mejoras contractuales y beneficios que humanicen las condiciones laborales y mejoren la calidad de vida del trabajador, también han pretendido ser abordadas de manera directa por el gobierno nacional, prácticamente ignorando la libre representación sindical y otorgando mejoras solamente como estrategias para captar adeptos en contiendas políticas y electorales; cercenándose así, el liderazgo sindical de la clase trabajadora, en pro de un liderazgo único nacional, de carácter gubernamental.


El patrono nacional se arroba la potestad de otorgar las mejoras laborales dependiendo del interés y estrategia política del momento, aparentando un interés social por las necesidades básicas, en detrimento de la única condición que nos hace humanos, pensar.


Cuando las demandas por mejoras en los beneficios laborales son adelantadas por los representantes sindicales, son recurrentemente ignoradas por el gobierno, y posteriormente son tomadas en cuenta solamente como estrategia política de momento, haciéndolas aparecer como iniciativas de un emprendedor gobierno nacional, desconociendo y opacando la silenciosa pero empecinada y tenaz lucha que muchos representantes sindicales de base, han sostenido y sostienen.


Es cierto que la representación sindical al igual que todas las instituciones del país, adolecen de muchos males, pero también hay que reconocer que han sido sus ideas e iniciativas las que de alguna manera han permitido a la clase trabajadora apaliar los embates de la economía nacional. Cada aumento de salario decretado por el gobierno, cada mejora contractual ha sido en principio promovida y MOTORIZADA por el mismo trabajador a través de sus representantes sindicales, aspecto que no se da a conocer cuando son enunciados a la luz pública, pues entre las estrategias nacionales está el cercenar cualquier indicio de liderazgo de la clase trabajadora, para que exista un líder único.


Si la estrategia es la UNICIDAD, asumamosla. El país no necesita cinco motores. Al país le hace falta un solo motor para enrumbarse, el único motor necesario es el motor trabajador, el que hace y ejecuta, transforma y se transforma, el sujeto y objeto de derecho. La fuerza de la clase trabajadora, su capacidad para hacer, transformar y luchar, que el trabajador asuma su liderazgo, está claro que el patrono siempre tiene intereses distintos al del trabajador, y corresponde al trabajador luchar por lo que se merece, su justicia social. Solamente el trabajador conoce su realidad, sus necesidades y lo que es justo para él, es el trabajador quien debe decidir sobre los mecanismos para lograrla. No existe revolución de arriba para abajo, las únicas revoluciones son de abajo para arriba, de lo contrario es cualquier cosa menos revolución. LOS TRABAJADORES: EL ÚNICO MOTOR QUE NECESITA EL PAIS.





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